Llevé el coche hasta la braña de Tuiza y seguí -cuesta arriba- el camino que ya conocía desde abril. Fui a la braña del Rebetsón y salí en dirección a Chamarachil. Al salir del Rebetsón vi una pequeña laguna que no conocía. Tengo que llegar a ella. En Chamarachil me llamó la atención el fuerte ruido que produce el riachuelo. No bajé porque no tenía demasiado tiempo. Salí de Chamarachil hacia el Puerto y estuve en una pequeña laguna.
En muchos lugares del monte hay mastines cuidando el ganado, pero parecen ser muy nobles y tranquilos. Mejor, porque debo de reconocer que los perros desconocidos no me inspiran mucha confianza.
Cuando llegué al Puerto me puse a caminar por lo que yo creía que era el Camino Real. Subí hasta una campera y allí encontré a un paisano. Me dijo que aquello no era el Camino Real sino un camino que lleva a una antena. Me enseñó por dónde va el Camino Real. Para otra vez.